La digitalización del efectivo no es solo una tendencia global, sino una necesidad estratégica para la economía mexicana, donde el uso del efectivo aún predomina. En los últimos años, tanto el sector público como el privado han impulsado la independencia del efectivo, así como el fortalecimiento del ecosistema de pagos digitales, sin embargo, ¿Está el país realmente preparado para dar este salto?
El efectivo: una barrera para el crecimiento económico
México tiene una de las economías más grandes de América Latina, pero también una de las más informalizadas. De acuerdo con cifras recientes, el 74% de los mexicanos aún usa efectivo para compras superiores a 500 pesos. Esto refleja no solo una preferencia cultural y un tema de acceso, sino también un problema estructural que afecta la transparencia económica y limita la recaudación fiscal.
Emilio Romano, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), ha sido claro: reducir el efectivo es clave para promover la formalidad, mejorar la movilidad social, evitar actividades ilícitas y reducir los costos del sistema financiero. El efectivo representa un riesgo de seguridad, impide trazabilidad y complica la eficiencia operativa de empresas e instituciones.
Una alianza para digitalizar la economía
En un hecho sin precedentes, la banca mexicana, el gobierno federal, el Banco de México y el sector privado han conformado una mesa de trabajo conjunta para acelerar la digitalización de la economía. Entre las propuestas clave se encuentran:
-Eliminar billetes de alta denominación, que facilitan operaciones informales y delitos como el lavado de dinero.
-Digitalizar los pagos gubernamentales, desde apoyos sociales hasta el cobro de impuestos.
-Establecer una sola plataforma de pagos digitales, que sea interoperable, segura, sin contacto y de bajo costo, especialmente para pequeños comercios y usuarios finales.
-Incentivar a las empresas grandes a exigir pagos y cobros electrónicos a sus proveedores, promoviendo una cadena de valor digital.
-Revisar el marco regulatorio para eliminar barreras y facilitar la adopción de soluciones digitales.
Estas acciones buscan transformar el ecosistema financiero desde la raíz, no solo agregando tecnología, sino rediseñando procesos y estructuras.
Banca digital: un ecosistema en crecimiento
La digitalización bancaria ha avanzado considerablemente en México. De acuerdo con Fiserv, el 90% de los consumidores mexicanos ya utiliza servicios bancarios móviles. Además, el 68% de los usuarios recomienda esta modalidad frente a la tradicional.
El crecimiento en el uso de billeteras digitales (wallets) también es notable: un 16% de los consumidores las utilizan regularmente para pagos, envío de dinero o como medio para evitar el uso del efectivo. Esta adopción es aún mayor entre jóvenes y residentes de ciudades, donde las aplicaciones móviles se han vuelto aliadas del día a día para la gestión financiera.
Además, la pandemia de COVID-19 actuó como un catalizador para este cambio. Muchas empresas y usuarios adoptaron servicios digitales por necesidad, rompiendo inercias culturales que frenaban su implementación.
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Inclusión y brecha digital: los grandes pendientes
No obstante, el camino hacia una economía digitalizada aún tiene importantes retos. La brecha digital, tanto en términos de conectividad como de alfabetización tecnológica, limita el acceso a estos servicios, especialmente en zonas rurales y comunidades marginadas.
Cifras oficiales indican que al menos 40% de los adultos mexicanos no tiene acceso a servicios financieros formales, y una proporción aún mayor no tiene acceso confiable a internet o teléfonos inteligentes. Esto impide una adopción masiva y equitativa de soluciones digitales.
Un avance positivo también es la reducción en la brecha de género. El 52% de las cuentas bancarias están a nombre de mujeres (versus 49% en 2018), y el crédito también crece ligeramente en favor de ellas. No obstante, en la alta dirección de instituciones financieras, sólo el 33% de los puestos están ocupados por mujeres, lo que refleja una deuda pendiente en liderazgo.
Por ello, la digitalización del efectivo debe ir acompañada de:
Educación financiera, para empoderar a los usuarios en el uso de herramientas digitales. Inversión en infraestructura digital, como cobertura de internet y redes móviles. Diseño de productos inclusivos, adaptados a las realidades de los sectores más vulnerables.
El secretario de Hacienda, Edgar Amador, ha subrayado que la digitalización financiera no es un objetivo aislado, sino un “eje transversal del desarrollo económico”. Lo que implica modernizar la regulación, abrir el mercado a nuevos jugadores y aprovechar el potencial de la tecnología para cerrar las brechas sociales y productivas.
Esto implica también transformar la forma en que operan las instituciones financieras, haciendo sus productos más intuitivos, accesibles y relevantes para una población que exige inmediatez, seguridad y simplicidad.
¿Qué tan preparado está México en infraestructura digital?
De acuerdo con el Panorama Anual de Inclusión Financiera 2024, México ha logrado avances notables en infraestructura para pagos digitales:
- Las terminales punto de venta (TPV) crecieron de 2.4 millones en 2018 a 6.1 millones en 2023, con cobertura en el 95% de los municipios y prácticamente el 100% de la población adulta.
- Las transacciones electrónicas aumentaron un 71% entre 2018 y 2023, con 7.8 mil millones de operaciones anuales, de las cuales más de 4.6 mil millones fueron a través de TPV.
- El 91% de la población vive a menos de 4 km de un punto de acceso financiero (sucursal, cajero, TPV o corresponsal).
- Las cuentas de captación crecieron un 34%, alcanzando 162.6 millones.
Esto demuestra que México sí cuenta con las condiciones técnicas y de cobertura para una digitalización del efectivo a gran escala.
¿Está México preparado?
México ha dado pasos importantes hacia la digitalización del efectivo, mientras que la infraestructura de pagos está avanzando, la banca digital gana terreno y las políticas públicas empiezan a reconocer el rol estratégico de esta transformación.
Sin embargo, el país enfrenta un dilema: avanzar sin dejar a nadie atrás. El verdadero reto será hacer de esta digitalización una herramienta de inclusión, no de exclusión. Prepararse para ello no solo implica infraestructura, sino también voluntad política, innovación y enfoque social.
La pregunta ya no es si debemos digitalizar el efectivo, sino cómo lo hacemos de forma justa, eficiente y sostenible. Y en esa ruta, México aún tiene camino por recorrer, pero ya ha comenzado a andar con decisión.
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Fuentes:
- CNBV. (2024). Panorama Anual de Inclusión Financiera 2024. https://www.cnbv.gob.mx/Inclusi%C3%B3n/Anexos%20Inclusin%20Financiera/Panorama_2024.pdf
- Reforma. (2025, mayo 11). Desincentivarán uso de efectivo. Grupo Reforma. https://www.reforma.com/desincentivaran-uso-de-efectivo/ar3001830
- El Economista. (2025, mayo 11). Banca buscará reducir efectivo; acelerar digitalización de economía. https://www.eleconomista.com.mx/sectorfinanciero/banca-buscara-reducir-efectivo-acelerar-digitalizacion-economia-20250511-758610.html
- Fiserv. (s.f.). México y la transformación de la banca digital. https://www.fiserv.com.mx/insights/Mexico-y-la-transformacion-de-la-Banca-Digital/
- UDGTV. (2024, febrero 8). Digitalización financiera en México es eje transversal del desarrollo: Edgar Amador. Universidad de Guadalajara.https://udgtv.com/noticias/digitalizacion-financiera-en-mexico-es-eje-transversal/269204

